Existe una idea extendida por todo el archipiélago de que este erizo es introducido y que antes no existía aquí, pero estudios recientes han demostrado que lleva con nosotros varios miles de años. ¿Por qué se ha forjado esta idea la gente? Porque ahora son mucho más abundantes que hace 20 o 30 años, cuando se encontraban en pequeñas grietas escondidos y pasaban desapercibidos para la mayoría de los buceadores. En la actualidad, se encuentran en la gran mayoría de los fondos rocosos del archipiélago ¿Y por qué ha ocurrido este cambio? Uno de los factores que más han influido ha sido la sobrepesca, porque al extraer del medio a los predadores naturales de este erizo, como son el pejeperro, la sama roquera, etc..., no se lleva a cabo de una forma natural el control de las poblaciones de este erizo.
Lo que ocurre en la actualidad es que este erizo “campa a sus anchas” por los fondos canarios porque tiene pocos predadores naturales, y los que hay se caracterizan por tener poblaciones muy pequeñas. Pero…¿estos erizos están en toda Canarias? Se encuentran de forma abundante en todas las islas con la excepción de El Hierro, debido a que allí se han desarrollado técnicas sostenibles de pesca, los erizos se encuentran como hace 30 años en el resto de las islas. ¿Creen que irían tantos buceadores a disfrutar de sus fondos marinos si existieran tantos erizos como en el resto de las islas?
Las púas de este erizo son muy largas y frágiles, siendo muy fácil clavarse alguna de ellas en la piel. Es una experiencia un poco dolorosa y en muchas ocasiones es difícil extraer estas espinas y hay que esperar varias semanas para que la espina pase desapercibida durante nuestra vida diaria.
A la próxima vez que encuentren algún buceador saliendo del agua, fíjense si alguno de estos erizos le ha dejado un “recuerdo” en las manos o bien en las piernas, porque sus espinas pueden llegar a atravesar el traje de neopreno.
Los buceadores de aquí se han convertido en los nuevos faquires del siglo XXI.
Las púas de este erizo son muy largas y frágiles, siendo muy fácil clavarse alguna de ellas en la piel. Es una experiencia un poco dolorosa y en muchas ocasiones es difícil extraer estas espinas y hay que esperar varias semanas para que la espina pase desapercibida durante nuestra vida diaria.
A la próxima vez que encuentren algún buceador saliendo del agua, fíjense si alguno de estos erizos le ha dejado un “recuerdo” en las manos o bien en las piernas, porque sus espinas pueden llegar a atravesar el traje de neopreno.
Los buceadores de aquí se han convertido en los nuevos faquires del siglo XXI.
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