La mayoría de las referencias al
cambio climático en el medio marino se basan en estudios realizados en áreas
pobladas, donde el acceso es más asequible y económico, o a través de
fotografías por satélites o recopilación de datos de series temporales
extensas. Por ejemplo, se conoce
que el Mar Mediterráneo se está calentando a un ritmo tres veces superior a los
océanos del planeta, que el mar de
hielo del Ártico ocupa un 40% de la superficie de los años setenta y que el
nivel del mar ha aumentado 13 cm en el siglo XX.
Sin embargo, existen pocos trabajos
que se hayan llevado a cabo sobre ecosistemas marinos en regiones costeras
despobladas de nuestro planeta y es una lástima porque podrían utilizarse como
“referencia” para determinar si la presencia humana y sus actividades asociadas
(contaminación, pesca, etc.) son las únicas responsables de estas variaciones cuyos
efectos denominamos en su conjunto CAMBIO CLIMÁTICO.
Hace unas semanas se publicó un estudio sobre
arrecifes de coral procedentes de un gran número de localidades, varias de
ellas en zonas consideradas vírgenes y nunca habitadas por el hombre. Los
autores comprobaron que la degradación de los corales no se encuentra
relacionada con la densidad de población, es decir, que los corales en zonas
aisladas y alejadas también están afectados por el cambio climático. En otras
palabras, la acción del hombre está afectando a todo el planeta con
independencia de que existan asentamientos humanos o no. Las causas de la
degradación de los corales no se limitan a factores locales, tales como la
sedimentación, el grado de
eutrofización o la
sobrepesca. Por tanto, los efectos del cambio climático sobre las
especies marinas son GLOBALES afectando a todas las regiones geográficas del
planeta.
Hace unos días un político de
nuestro país realizaba una intervención en la que mencionaba el cambio
climático, y dejaba entrever que éste se manifestaba únicamente en el aumento
del nivel del mar, obviando el aumento de la temperatura atmosférica y
oceánica, el efecto invernadero, el retroceso de glaciares, etc. Esa intervención
hubiera sido una buena oportunidad para desarrollar un argumento científico sobre
el cambio climático ante una población que no está acostumbrada a que sean
incluidos en sus discursos. Pero este hecho no debe extrañarnos en un país
donde la Ciencia no es protagonista en la vida diaria de los ciudadanos, con un
ínfimo porcentaje de noticias con contenidos relacionados con la ciencia y la
tecnología.
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