En los últimos años se han creado áreas marinas protegidas inmensas en
aguas oceánicas, como el Monumento Nacional Marino Papahanaumokuakea
en Hawaii o el área marina Rapa
Nui Rahui alrededor de la isla de Pascua en Chile. Con estas
reservas oceánicas se pretende llegar al objetivo de proteger el 10% de la
superficie de los mares en el año 2020, que se estableció en la Declaración de Malta en 2007.
A pesar de la extensión de estas áreas marinas, su número es muy reducido y la
gran mayoría de reservas marinas corresponden a pequeños espacios costeros en
los cuales se restringen actividades que se pueden llevar a cabo dentro de
ellos. La mayoría de las áreas marinas protegidas se han creado
para proteger los recursos pesqueros de una zona o bien las poblaciones de una
especie que se encuentra amenazada por la sobrepesca.
Sin embargo, existen dudas sobre la eficacia de estas reservas
gigantes para ofrecer protección sobre las especies con interés pesquero,
debido fundamentalmente a que es complicado llevar a cabo una vigilancia
exhaustiva en estas inmensas zonas. Por otro lado, la mayoría de los estudios
realizados se han centrado en especies territoriales con poca movilidad, es
decir, que no incluyen a grandes pelágicos que se desplazan grandes distancias,
como los atunes. Y, sin embargo, las capturas de túnidos constituyen una
fracción importante en la mayoría de las pesquerías a nivel mundial, e incluso
un gran número de ellas depende en gran medida de ellos.
Captura de atunes. Fuente FAO
Muchas de las áreas marinas protegidas se han creado en zonas que
anteriormente eran productivos caladeros de pesca, y con la prohibición de
pescar en ellas se persigue la recuperación de los stocks comerciales. Esta
recuperación permite la emigración de ejemplares fuera de los límites de la
reserva marina, produciéndose la repoblación de las zonas adyacentes a la misma
con especies afectadas por la sobrepesca.
En las islas Galápagos se ha observado que la pesquería de atunes alrededor de la Reserva Marina de
Galápagos, que rodea todo el archipiélago, se ha incrementado en los
límites de esta área marina protegida. Se trata de una evidencia sobre cómo la
creación de un área marina protegida puede ser una herramienta para promover la
pesca sostenible de atunes a medio y largo plazo, en especial, para pesquerías
que depende de este importante recurso pesquero.
¿Y si se intentara crear una red de áreas marinas protegidas en las zonas
donde se pesca más atún en nuestro país?…
Más pronto que tarde será una realidad y no una película de ciencia
ficción.
Publicado en NAUKAS
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